Zen

 



Cosas del maestro

 

El maestro solía decir “sentarse y no pensar” cada vez que alguien le pedía definir el Zen, cosa que sucedía con bastante frecuencia, desde luego mucha más de lo que a él le hubiese gustado. Ahora, recordando sus palabras, no puedo evitar pensar que el maestro hablaba demasiado.

Si uno dice “no pensar” deja la puerta abierta a comerse un bocadillo, por ejemplo, a ver la televisión o a introducirse un dedo en la nariz, siempre que se haga sentado y no pensando. Habría entonces que especificar todo lo que no se debe hacer, que es mucho y poco serio eso de definir algo diciendo lo que no es. Por lo tanto, a la pregunta: ¿qué es el Zen?, bastaría con decir sentarse, si hace usted algo más ya no es Zen, y, así, evitarnos toda esa palabrería inútil del maestro.

Sin embargo, cabe la posibilidad de que quiera usted profundizar un poco más en esta tradición milenaria, en este caso me referiré al maestro de mi maestro cuando advirtiendo la dificultad que tenían sus discípulos en llevar a la práctica el sencillo concepto de no pensar les decía ‘pensad, no pensando’‘pero, ¡cómo!’ contestaban ellos visiblemente irritados; ‘sin pensar…’ y levantaba los hombros con sorpresa antes de irse, fingidamente decepcionado, a hacerse un té, decía.

Y aunque mi maestro no era este de la foto y a este de la foto lo conozco solo de lecturas, reconozco que tienen algo en común, algo que parece inherente a la filosofía misma que predican y que particularmente considero sello de identidad y garante de maestría; o sea, que me garantiza que el supuesto maestro realmente lo es.

El término en cuestión es “ジョーク (joku), que se puede traducir como “guasa” y aunque en algunas zonas de la América tropical pueda dar lugar a confusión por identificarse con un tipo de pez redondo y robusto o con un tipo de bronca, bulla, cristo o zapatiesta hemos de apelar a su acepción más general e identificarlo como sinónimo de burla, gracia, chanza o viveza; única manera posible de proceder para quien sabiendo que nada es y que nada existe se ve obligado a enseñar tan profunda superficialidad a un grupo de jóvenes y rasurados monjes aprendices que ni lo entienden ni lo entenderán ni podrán jamás dejar de intentarlo por tener precisamente eso: entendimiento.


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Practica zazen con la Associacion Budista Zen Deshimaru.


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