GENJOKOAN

 




“La actualización de la iluminación”

Cuando todas las cosas son el Buda-Dharma hay iluminación, ilusión, práctica, vida, muerte, Budas y seres sintientes. Cuando todas las cosas son vistas sin tener substancia alguna no hay ilusión, ni iluminación, ni Budas, ni seres sintientes, ni nacimiento, ni destrucción. Es una ilusión tratar de llevar adelante nuestra práctica e iluminación a través de nosotros mismos, cuando es a través de los fenómenos.

Aprender el Camino de Buda, es aprender sobre uno mismo. Aprender sobre uno mismo es olvidarse de uno. Olvidarse de uno es percibirse a uno como a las cosas. Realizar esto es dejar caer el cuerpo y la mente propios y ajenos. Cuando llegas a esta fase, te desatarás también de la iluminación y la practicarás continuamente sin pensar en ella. Si practicas adecuadamente y vuelves a tu origen, verás claramente que ninguna cosa es permanente. No intentes comprender la naturaleza de los fenómenos sólo a través de tu perceptividad confusa, porque tu naturaleza es eterna (cósmica). Así como no decimos que el universo se cambie en primavera, tampoco decimos que la Vida cambie con la muerte. A esto lo llamamos “no devenir” y “no destrucción”.

Cuando los seres sintientes logran la iluminación, es como la luna reflejada en el agua, ninguno de los dos resulta afectado o mojado. Por eso creemos que la iluminación no causa dificultad alguna en la vida de la gente ni sea un obstáculo. Aún cuando la Verdadera ley no es totalmente lograda, física y mentalmente, hay tendencia a pensar que la poseemos y que nuestro trabajo ha terminado. Si el Dharma está presente completamente, se trata de la realización de nuestras propias insuficiencias. Dependiendo de puntos de vista, vemos las cosas de diferentes maneras. Para entender varios tipos de puntos de vista, debemos estudiar nuevos aspectos y virtudes de nuestro alrededor, pero deberiamos saber que lo mismo hemos de hacer con nuestro interior. Hasta sobre una sola gota de agua (minuciosamente). Los pájaros vuelan, los peces nadan, el aire y el agua son su vida; si les separamos de ellos mueren. Así es la práctica de la iluminación: sin separación. En el Dharma, el hombre vive. Esto es actualizar el Dharma a diario, practicar la iluminación en cada cosa, renovar la percepción, profundizar.



Escrito a mediados de otoño, 1233 y dado al discípulo laico Yokoshu de Kyosho.

Recopilado como capítulo primero en el “Shōbōgenzō” de  Eihei Dōgen.



💎            


Libros sobre ZEN 

https://www.zenbria.com/








Comentarios

Entradas populares