Sobre el Maestro

 



Reflexiones del Maestro Luo Chan


     Hay una tendencia, fruto de esta sociedad consumidora, de poner precio a todas las cosas otorgándoles automáticamente un valor que en absoluto es cierto. Dicho valor no es más que el reflejo del esfuerzo que uno tenga que hacer para conseguir el objeto preciado. Esfuerzo que será infinito para unos, que convertirá el objeto en inalcanzable y por tanto al deseo de obtenerlo en desesperada angustia y mínimo para otros, convirtiendo al objeto en cosa vulgar, a penas deseable, cuyo único valor no es más que la envidia que despierte entre los sujetos del primer grupo.

     Viciados por la costumbre de esta experiencia creemos que cuando algo no lleva un precio colgando no puede tener ningún valor, con lo que, y enlazando con el asunto en cuestión, si uno pretende iniciarse en un saber o disciplina nueva buscará un maestro al que valorará instintivamente según el precio que le cuelgue de donde lo lleve colgado. Dicho precio, unido a las garantías de calidad propias del entorno económico en el que se encuentre y la adecuada imagen que proyecte el objeto de nuestro deseo imprimirá en nuestro entendimiento una señal de satisfacción, orgullo, autosuficiencia y hasta un punto de vanidad por haber sido capaces de encontrar, entre el maremagnum de la oferta y la demanda, la mejor opción posible.

     Luo Chan tenía otra opinión a este respecto. Decía que cualquiera puede ser tu maestro. La única exigencia es que debe ser alguien al que admires, alguien a quien quieras parecerte. Puede ser alguien de tu entorno o alguien lejano, alguien del pasado o surgido de una novela, un niño, un anciano o un animal... Sí decía, que cuanto más cercano fuese más rápido sería el proceso de aprendizaje, pero no lo ponía como condición indispensable. Una vez elegido el maestro, el trabajo consiste en considerar todo lo que hace como una enseñanza especial para ti, de ahí la importancia de la cercanía, y decía también, que si en vez de uno tienes dos, mejor, y que después de un tiempo todo el mundo se te aparecerá como un maestro, caminando por la vida con el único propósito de enseñarte y hacer de ti una mejor persona.


     


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