La Medicina Tradicional en África
y su
importancia actual
Por Natura Medicatrix. Otoño 1985 (no 11) O.
Ampofo y F.D. Johnson-Rainauld.
La medicina moderna, qué tantos
descubrimientos ha realizado durante este siglo XX, está mal adaptada a la
provisión de atención sanitaria de las poblaciones rurales de países qué aún
están instalando su infraestructura. La medicina tradicional africana es uno de
los pilares básicos de la herencia cultural de la región, y es potencialmente
capaz de suplir estas deficiencias. Una integración de los dos sistemas, sin
compromiso de uno por parte del otro, y con una amplia comprensión por los dos
lados, podría ayudar a conseguir qué estas poblaciones poco privilegiadas
puedan beneficiarse de uno de los derechos humanos más fundamentales: el
derecho a la salud.
Los participantes en la sesión número
24 del Comité Regional para África de la Organización Mundial de la Salud,
reunida en Brazzaville en septiembre de 1974, eligieron unánimemente un tema
entre los numerosos propuestos para las discusiones técnicas de esa sesión:
«La medicina tradicional y su papel
en el desarrollo de los servicios de salud en África».
La elección de este tema derivó
de una discusión técnica anterior, de la misma sesión, en torno al apartado «La atención sanitaria en las áreas rurales»,
y como respuesta a los participantes que pidieron que se dedicaran todos los
recursos utilizables en el desarrollo sanitario, animando a los sanadores a
participar en ello, dejando de considerarlos como unos elementos marginales.
Durante la discusión que surgió en la elección del tema, se expusieron diversos
conceptos que pueden clasificarse en los siguientes apartados.
• Salud pública y promoción social: Es una cuestión de urgencia, al considerar los servicios de salud, el
desarrollar unos métodos simples, fáciles, de bajo coste, y al alcance de la
población, especialmente en las áreas rurales menos privilegiadas, y cuyo fin
ha de ser la protección y el mejoramiento de la salud. Los sanadores
tradicionales ejercen una notable influencia en este sentido en muchos países
de esta área. Se deberían encontrar los medios y los caminos para poder
integrar a estos sanitarios dentro del equipo de salud, como miembros de pleno
derecho, a fin de que puedan tomar parte en los planes de asistencia primaria
dentro de las áreas rurales.
• Trasfondo cultural y sociopolítico: La medicina tradicional, en
todas sus formas, representa una forma de pensar, de vivir, y un contexto
cultural, siendo una faceta de la civilización africana. Si esta medicina fuera
reconocida y situada en un lugar honroso, transfiriéndola desde el dominio
oral, al cual está confinada hoy en día, al lenguaje escrito, ello podría
significar un hecho muy importante para el africano y para su particular
cultura y personalidad.
• Aspectos científicos: La farmacopea africana utiliza diferentes substancias
de origen vegetal, animal o mineral; muchas substancias farmacéuticas han sido
extraídas de ellas utilizando técnicas modernas, y se pueden extraer muchas más
en el futuro, confirmándose de esta manera la tarea de la civilización africana
en el desarrollo universal de la técnica y de la ciencia. Esta farmacopea
utiliza diferentes medios terapéuticos y de comprensión del ser humano que aún
son muy poco conocidos y que, cuando se hayan estudiado y se haya profundizado
en su conocimiento, pueden revolucionar el diagnóstico, prevención y
tratamiento de algunas enfermedades determinadas.
• Aspectos económicos: Las plantas y los otros ingredientes de la
farmacopea podrían producirse para uso local o exportación, tanto en su
«folklórica» forma tradicional, como en forma de substancias procesadas
industrialmente. Todo ello podría permitir que se limitara la costosa
importación de substancias farmacéuticas, lo que producirá un considerable
ahorro por parte de los países africanos e incrementaría sus propios recursos
farmacéuticos con el uso de productos locales. Se debería prestar una especial
atención a este punto, ya que se ha de tener en cuenta que las deficiencias más
graves del sistema de salud en lo que se refiere a infraestructura sanitaria,
personal y medicamentos, se localizan en las áreas rurales de África, donde
vive del 70% o el 80% de la población
total.
LA
MEDICINA TRADICIONAL Y LA DEFINICIÓN DEL SANADOR TRADICIONAL
Definiremos a la medicina
tradicional africana como la totalidad de conocimientos y prácticas, sean estas
comprensibles o no, y que se usan para el diagnóstico, para la prevención o
eliminación de desequilibrios físicos, mentales o sociales, y que se basan
exclusivamente en la experiencia anterior y en la observación, transmitidas de
generación en generación de forma oral o escrita.
«Un sanador tradicional es una persona reconocida como tal por la
comunidad, y que vive con la tarea de prevenir la enfermedad usando substancias
vegetales, animales o minerales, y practicando asimismo otros métodos basados
en el contexto cultural, religioso y social, así como en los conocimientos,
actitudes y creencias prevalentes en la comunidad. El sanador observa las circunstancias
físicas, mentales y sociales, promueve el bienestar y previene de la enfermedad
o de la incapacidad».
Hay diversas categorías de
«fuerzas» que pueden estar en el origen de las enfermedades y de la
deteriorización del estado de salud, como son las brujas, los espíritus
malignos y los dioses. A raíz de ello se clasifica a los sanadores en diversos
grupos, como los herbólogos, los espiritualistas, los divinos, los videntes,
los chamanes, los cirujanos tradicionales, los psiquiatras tradicionales, los
que atienden al parto, etc. Es excepcional que un mismo sanador use todas las
técnicas; en general los sanadores sólo se dedican a una, o máximo a dos de
estas especialidades. Pero un verdadero sanador tradicional es aquel que es
capaz de clasificar cada enfermedad dentro del contexto cósmico, físico o
etiológico; y que cuando es incapaz de tratar una alteración, lo envía a un
colega que realice la especialidad más adecuada para el paciente.
LA
MEDICINA TRADICIONAL DENTRO DEL CONTEXTO SOCIOCULTURAL AFRICANO
Es imposible el tratar de
describir la situación de la medicina tradicional sin comprender las
estructuras sociorreligiosas de donde ha salido. Durante siglos, los pueblos
africanos, como los de otros continentes, han especulado con el enigma de la
vida y la muerte. Muchas tribus y reinos creen que la vida puede durar
eternamente, y de este modo realizan las prácticas apropiadas para conseguir
perpetuar la vida individual. Hoy en día, estas prácticas forman una parte
integral de la herencia cultural propia. No hay una discontinuidad entre el
mundo de la vida y el de la muerte. Los ancestros viven en sus descendientes y
actúan sobre sus vidas, y ciertas fes religiosas promueven la idea de una
comunicación entre los dos mundos. Por regla general, el africano acepta ya
desde su niñez que existe un ser supremo que controla el Universo. Este ser,
sin embargo, está demasiado lejos como para poder atender a nuestros problemas
humanos, o como para comunicarnos con él para pedirle ayuda. Este ser supremo se
suele identificar con la tierra, habiendo diversas divinidades según los
diferentes grupos étnicos, que presentan diferentes «castas de dioses». Estas
«divinidades» exigen sacrificios regulares y establecen tabúes que pueden
provocar la enfermedad e incluso la muerte súbita. La creencia en los embrujos
está muy extendida, y se cree siempre que son la causa de muchas enfermedades,
en particular de las incurables.
Todo objeto del mundo, sea vivo
o muerto, tiene su esencia espiritual. La hoja de una planta no sólo será
prescrita en una enfermedad porque se haya comprobado su propiedad medicinal,
sino también por sus poderes sobrenaturales. En tiempos precoloniales, el
sanador tradicional era el único sanitario dedicado a resolver las alteraciones
de la salud. Sin embargo, hay que reconocer que aún hoy en día el 75% o más, de
la población rural no tiene otra alternativa sanitaria que el sanador.
Los sanadores tradicionales
actúan a diversos niveles. En la cima de la jerarquía se encuentran los lugares
sagrados que pueden considerarse como hospitales especializados en los que la
gente de todos los orígenes va a consultar a los sacerdotes y a las
sacerdotisas sobre sus necesidades físicas o psíquicas. En estos lugares es
donde hombres y mujeres aprenden el arte de curar; y este aprendizaje dura
entre siete y diez años de estudio. En el otro nivel de la escala hallamos
sanadores que son meros herboristas y que poseen unos conocimientos limitados
acerca del poder curativo de algunas plantas del lugar. Para el africano, el
concepto original de la naturaleza incluye, al mismo tiempo, el mundo físico y
el medio ambiente sociológico, tanto de la vida como de la muerte, así como
todo el cúmulo de fuerzas metafísicas del Universo. Esta idea es fundamental
para poder encuadrar a la Medicina Tradicional africana dentro de sus
dimensiones reales. Además, el concepto original africano de la enfermedad no
es simplemente la creencia de que es el resultado de una disfunción de tal o
cual órgano, o de una lesión determinada, sea ésta espontánea o provocada por
cualquier causa física; sino que se cree que la enfermedad es consecuencia de
la ruptura de la armonía de la vida, lo cual puede ser debido a una causa
material intrincada con una «fuerza intangible» que actúa directamente, o bien
puede ser debido a la actuación directa de esta fuerza. En la práctica médica
tradicional, se considera una necesidad ineludible el confrontar la etiología y
la sintomatología presentadas no sólo con el mundo material, sino también con
el inmaterial.
MÉTODOS Y
TÉCNICAS DE LA MEDICINA TRADICIONAL AFRICANA
Métodos diagnósticos.
La denominación de las
enfermedades, en la mayoría de las lenguas africanas, es sincrética, debido a
que el vocabulario sobre anatomía, fisiología y patología es muy limitado. De
esta manera, se usa a veces una misma denominación para diferentes infecciones,
o se establecen una serie de parafraseados para denotar una enfermedad. Ciertas
enfermedades, sin embargo, no están enraizadas con el conocimiento ancestral, y
los sanadores entonces las relegan al estado de enfermedades «importadas»,
utilizando con frecuencia para designarlas sus nombres extranjeros de una
manera más o menos modificada. En la medicina tradicional el diagnóstico se
basa en: Anamnesis, que con
frecuencia llega muy lejos investigando el entorno familiar y social del
paciente. Observación del paciente
(su actitud y sus gestos), así como de sus mecanismos íntimos. Examen clínico: sumario de su
apariencia, así como la inspección, palpación, etc. Diagnóstico biológico: mediante examen de las excretas, heces,
vómitos y orina. Adivinación:
prerrogativa de los sanadores de alto rango, y que constituye una mezcla de
diagnóstico, pronóstico y orientación terapéutica.
Métodos de tratamiento.
Al igual que el diagnóstico y
el pronóstico, los métodos terapéuticos también derivan de los principios
básicos de la medicina tradicional, en la cual toda comprensión reside en la
consideración del hombre como una entidad integral somática y extramaterial. El
cuidado de la salud, incluso en los casos más simples, supone una oportunidad
por parte del paciente de participar en el juego de equilibrio que rigen las
fuerzas del Universo; por ésta razón la consecución de los utensilios médicos,
así cómo preparación de los medicamentos, siempre se acompañan de ritos
esotéricos. Debería comprenderse que el sanador africano es al mismo tiempo el
que prescribe, el que realiza y el que aplica el remedio.
De cara a poder proyectar su
papel dentro de la sociedad, el sanador utiliza vestiduras especiales,
especialmente en las ocasiones en que oficia como tal; estos ropajes varían de
un grupo étnico a otro; asimismo, también utiliza una serie de herramientas e
instrumentos de curación, que son preparados según un determinado ritual
tradicional.
• Plantas y otras substancias de origen animal o mineral: Los elementos utilizados de las plantas son las hojas,
raíces, semillas, frutos, flores, madera, pellejos, resinas, látex, jugo y
cualquier asociación posible de ellas. También pueden añadirse en la mezcla
substancias animales o minerales. Estos otros elementos también se utilizan
aisladamente y pueden ser pequeños animales enteros, huesos, uñas, cabellos,
almizcle, caolín, tierra de hormigueros, etc. La medicina tradicional usa
multitud de preparaciones diferentes: decocciones, emulsiones, pócimas,
maceraciones, electuarios (preparaciones farmacéuticas de consistencia de
miel), ungüentos, linimentos, polvos. Los disolventes utilizados son asimismo muy
variados (agua, aceite, miel, vino de palma, grasas especiales de animales
raros). Las vías de administración de estas substancias son también variadas:
oral, instilaciones (en la nariz, ojos, oídos, etc.) administración percutánea
(rubefacción, fermentación, escarificación, unción), administración
respiratoria (fumigación, inhalación), rectal (enemas), vaginal y uretral.
Numerosas técnicas de la medicina tradicional son comunes a las de la medicina
moderna: hidroterapia, terapia por calor radiante, revulsión o
contra-irritación. Muchos métodos especializados de la medicina moderna tienen
sus equivalentes en la medicina tradicional y viceversa.
• Cirugía y ortopedia: Los cirujanos
tradicionales utilizan cuchillos especiales, afilados y templados de acuerdo
con procedimientos esotéricos, para las circuncisiones y las escisiones. Las
hojas de mandioca o de cassava, los venenos de las serpientes, así como ciertos
otros ingredientes se utilizan como agentes para controlar la hemorragia.
También presentan gran habilidad en tatuar, en drenar abscesos, en extraer
dientes y, en ciertos grupos étnicos, en empastar los dientes. Sólo ciertos
grupos de iniciados pueden realizar autopsias para poder determinar la causa de
la muerte, así como laparotomías postmortem sobre mujeres embarazadas que han
muerto en el parto, y en las cuales aún se puede salvar al niño. Se tienen
noticias de que en la época precolonial existían técnicas sorprendentemente
avanzadas, como la osteosíntesis en casos de fracturas abiertas, utilizando
varas de una madera muy dura y rara (madera roja). Ciertos sanadores
tradicionales tienen una considerable habilidad en el tratamiento y
recolocación de las fracturas y dislocaciones, lo cual es remarcable por el
evidente hecho de que trabajan sin ningún apoyo radiológico. El masaje es una
técnica aplicada usualmente en el tratamiento de las dislocaciones y el dolor
muscular.
• Psicoterapia: La psicoterapia desempeña un
papel decisivo en la medicina tradicional y nunca se utiliza aisladamente. Se
basa en el principio de que la mente es responsable, aunque sea sólo en parte,
de cualquier enfermedad. El sanador suele utilizar la sugestión y otras
técnicas psicológicas para solucionar las alteraciones mentales, los miedos y
la ansiedad.
• Prácticas ocultas. Estas prácticas
entran dentro del dominio de misterio que rodea al sanador tradicional, el cual
las introduce como armas para luchar contra las poderosas fuerzas invisibles y
sobrenaturales. Generalmente exhorta invocaciones, encantos y plegarias en
beneficio de esas fuerzas misteriosas. Es un hecho generalmente creído dentro
de los círculos africanos el que ciertas enfermedades presentan una causa
sobrenatural y que no pueden ser curadas por la medicina moderna ya que sólo
pueden curarse por métodos que involucren las prácticas ocultas. Alteraciones mentales: Antes de comenzar
el tratamiento, los sanadores tradicionales procuran profundizar en los
antecedentes sociorreligiosos del paciente mental. En todos los casos, se
permite que los familiares más próximos estén junto a él, de cara a que lo
cuiden y a que hablen con él. Tan pronto como va mejorando la situación
patológica, se persuade al paciente para que participe en las actividades
domésticas, y trabaje en el campo, como prueba de su capacidad de razonamiento
lógico. Son muy conocidos los importantes resultados obtenidos en este campo
por las escuelas de psiquiatría de Ibadan (Dakar) usando a los psiquiatras
tradicionales y sus técnicas. Incluidas en el arsenal terapéutico del sanador
tradicional, y muy especialmente en el campo de la psiquiatría y de la medicina
psicosomática, existen una serie de técnicas que puede pensarse que son
accesorias, pero que tienen unos orígenes muy arcaicos dentro de la cosmogonía
africana, y que por ello son indispensables de cara a restablecer el propio
ego. Estas técnicas son cánticos, encantamientos y danzas rituales. Estas
últimas cumplen un papel muy importante de tipo social al facilitar la
reintegración del paciente en el grupo al que pertenece. Se tocan determinados
instrumentos musicales en estas danzas y domina la idea del ritmo en el uso de
instrumentos, así como en las reacciones del paciente y del grupo terapéutico.
• Medicina preventiva a diversos niveles: Prevención por fuerzas místicas. Una condición característica es llevar máscaras, amuletos, pulseras,
collares o pendientes de todos los tipos, «vitalizados» por terapeutas
ocultistas y que protegen a la gente de las enfermedades, accidentes o
brujerías. Observancia de los tabúes y prohibiciones por parte de los
individuos, familias o clanes. Observancia de ciertos principios higiénicos. Inmunización.
Aparte de la inmunización mágica o mística, los sanadores tradicionales son
conscientes de la existencia de la inmunización natural o adquirida. En ciertos
grupos étnicos es práctica común el exponer a los niños a la frambesia
(dermatosis tropical bacteriana, semejante a la sífilis). La inmunización
frente a las mordeduras de serpiente se realiza con una mezcla de hierbas y de
cabezas desecadas de diferentes tipos de serpientes. Algunas plantas ejercen
principalmente un efecto repelente sobre los insectos, mientras que otras
protegen del envenenamiento o del padecimiento de algunas enfermedades, como la
viruela o la varicela. En la conferencia de la Organización de la Unidad
Africana sobre plantas medicinales, realizada en El Cairo en 1975, los
participantes aprendieron que una planta, la Canna Indica, presenta una
efectiva actividad moluscicida. En 1975, la atención de los investigadores de
Ghana se centró en una pequeña semilla que muchos habitantes del distrito Kwahu
consumen como protección frente a la anual epidemia de abscesos que se presenta
durante la estación seca. En realidad, esta epidemia era una infección
parasitaria por filarías, denominada dracunculiasis, y la semilla en cuestión
protege contra ello.
• Partos. La comadrona o la ayudante de partos tradicional es a la
vez una obstetra, una herbóloga, una pediatra y una ginecóloga. Durante los
primeros tres meses de embarazo trata de facilitar el crecimiento fetal y de
evitar el aborto. Por ese motivo, ella suele dar a la mujer embarazada una
serie de plantas ricas en vitaminas. Si hay peligro de aborto, hierve diversos
tipos de plantas que son administradas con caolín. Durante el segundo trimestre
continúa administrando plantas vitamínicas junto con substancias de propiedades
antiinfecciosas. El tratamiento del trimestre final consiste básicamente en la
prevención de la anemia gravídica usual, en la prevención de la toxemia preeclámptica
y en la corrección de las anomalías de la posición fetal con la administración
de ciertas plantas con efectos tónicos y diuréticos. El masaje inteligentemente
realizado por la partera tradicional corrige con frecuencia las malposiciones
fetales, mientras que ciertas plantas se utilizan por sus propiedades sobre la
relajación muscular y porque facilitan la presentación cefálica. La hemorragia
post-parto también se previene y controla con el uso de determinadas plantas, así
como la retención placentaria. También se controlan las infecciones puerperales
con el uso de ciertas plantas, así como con la nebulización de agua caliente,
varias veces al día, mediante una técnica especial. Los casos severos de
deficiencia de producción láctea son tratados con plantas galactogénicas. La
satisfacción de las necesidades del niño es otra de las tareas de las
comadronas tradicionales, las cuales, con un sencillo curso de entrenamiento,
podrían realizar importantes labores sanitarias con énfasis sobre los problemas
de higiene. Las tareas de la comadrona tradicional incluyen de hecho la
atención primaria dispensada antes, durante y después del parto, así como el
cuidado de los niños recién nacidos y de la primera infancia.
ASPECTOS
POSITIVOS DE LA MEDICINA TRADICIONAL
Incluso el poblado africano más pequeño posee
un sanador tradicional. Esto constituye un hecho positivo, particularmente
cuando se tiene en cuenta que en muchos países de África, y a pesar de todos
los esfuerzos realizados por los gobiernos y numerosas organizaciones públicas
y privadas, grandes grupos de población permanecen aún demasiado lejos de los
centros modernos de salud. Además, muchas enfermedades pueden ser evitadas o tratadas
con métodos simples aplicados por personas que, aunque no están especialmente
cualificadas para ello, están al alcance de la gente, muy en particular en las
zonas rurales. En este sentido, el sanador tradicional del pueblo es un
elemento muy interesante a tener en cuenta. Si además de esto añadimos que son
personas con un profundo conocimiento del medio ambiente de los pacientes, y
que además son individuos que escuchan atentamente a todos los que viven a su
alrededor en sus problemas de salud, observaremos que son elementos de una
indudable utilidad social. El hecho de que sus opiniones sobre las cuestiones
de salud tengan un especial impacto nos denota que también actúan como
educadores sanitarios. Una orientación adecuada de estos sanadores podría ser
la llave que abriera las puertas y extendiera la cobertura sanitaria a los
recónditos lugares de cada país. Además, hay que tener en cuenta que hoy en día
ya nadie niega ciertas deficiencias que presenta la medicina moderna, debidas
en parte a ciertos conceptos restrictivos sobre el aspecto somático del cuerpo
humano. Aún están por hallar muchas terapias eficaces y definitivas a muchas
enfermedades. El descubrimiento de nuevos medicamentos derivados del arsenal
del sanador tradicional puede completar y enriquecer la farmacopea universal.
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