Una frase por la medicina tradicional

 



En la foto, Bárbara Guerrero, la chamana más poderosa de México y conocida como Pachita, interviniendo sin licencia.

Poseída por el espíritu de Cuahutemoc era capaz reorganizar el estado fundamental de la lattice del universo a su antojo y materializar en su mano órganos para transplantar o escupir a chorros la sangre con la que realizar transfusiones utilizando únicamente un cuchillo de monte para abrir a sus pacientes. Jamás cobró un duro (un peso) a nadie, siempre dijo que su don estaba para servir a los demás. El Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Extremadura jamás le permitiría ejercer; sin embargo, curó a miles de personas ante testigos atónitos como el neurofisiólogo Jacobo Grinberg o el cineasta Alejandro Jodorowsky además de otras muchas figuras de la política, la literatura o la ciencia por no contar a los miles de personas sin pena ni gloria que no sé por qué nunca cuentan para nada y entre las que se encontraba Pachita misma. Insisto: Jamás cobró por curar. Ejemplo, sin duda, para nuestros ilustres licenciados.


Sobre denegar licencias de apertura, actividades engañosas y otras cosas del universo sanitario propio de los pueblos civilizados.


Comentario al artículo:

El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Extremadura pone la zancadilla a los centros de osteopatía y terapias manuales

De la FEMTCI 

(Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa). 

Dic 2022


Esta guerra de conceptos jurídicos entre profesionales, no profesionales, sanitarios y no sanitarios donde se puede ser una cosa sin ser la otra o las dos sin ser ninguna de ellas ya que todo depende de que uno tenga, además de los conocimientos y habilidades necesarias, por profesión el tratamiento y cuidado de las personas o que teniendo por profesión este cuidado no tenga los conocimientos y habilidades que se le suponen, independientemente de los resultados obtenidos, amén de permisos y licencias, tanto para uno como para el otro, sin contar con que la demostración de estos conocimientos y habilidades en muchos casos no está regulada por no existir no solo una norma que la regule sino que tampoco existe una formación oficial que acredite la capacidad del profesional o del no profesional aun existiendo colegios y escuelas en que se ofrecen estas formaciones en sus diferentes categorías: desde simples diplomas hasta grados y másteres pasando por todo un universo de especialidades y de escalas intermedias y que afirman, con sellos y estampitas, ser imprescindibles para el ejercicio de sus artes, lo cual hace pensar que es cierto y que hay una norma cuando no la hay, pero que bien sabe Dios que acabará habiéndola: la demanda lo exige y el profesional que sí se puede acreditar porque la medicina que ejerce está bien vista y aceptada hará lo posible por desacreditar al que no tiene como acreditarse, como es lógico, aunque los resultados le confirmen, y se cerrarán centros, como le pasó a Rosana, que una mañana se le presentó la Seccional de Salud y le cerró el chiringuito después de llevar no sé cuánto tiempo abierto porque nadie sabía que era eso del Ayurveda y ahora, aunque siguen sin saberlo, han hecho la norma y la tienen que cumplir, si no, para que la hacen, y Rosana se ha quedado sin su Mahat y sus pacientes, o clientes, porque a lo mejor para ser paciente hay que estar sometido al tratamiento de un acreditado aunque no sea profesional y te trate gratis, mientras no esté penalizado el tratar gratis, claro está, así que lo que sea que sean los que se trataban con Rosana se han tenido que ir a buscar el trato en otra parte, donde sí se cumpla la norma, y se les haga el abhyanga y el garbhini como Dios manda y no de aquella manera tan fuera de norma, en fin, la medicina natural acabará entrando en el circo jurídico y lo que por naturaleza pertenece al hombre por haber sido aprendido por su experiencia en el tiempo quedará sujeto a una normativa y esta normativa a una serie de tarifas, primero para formarse y acreditar el saber y después poder vender los tratamientos y las cataplasmas, porque todo va de esto: de tarifas asociadas a prácticas profesionales, no crean que es otro el problema; llegará el día en el que hacerse un arroz con pollo cuando anda uno un poco suelto de vientre esté perseguido si la receta no lleva el sello y las iniciales de algún Distinguido Colegio de Ilustres Profesionales de la Medicina Natural o de la Medicina Artificial o de la Madre que los Parió, de Extremadura o de cualquier otra parte, el caso es pagar una tarifa, cosa que a Pachita jamás se le pasó por la cabeza.


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