Microplásticos y Macrosueldos

 


Fotografía de ABC


La invención del plástico hizo que entráramos en la era de los desechables, y la idea, ya existente, de que todo en este mundo está para satisfacer los caprichos del hombre terminó de definir sus formas y ancló sus raíces definitivamente en la sociedad del bienestar.

El hecho de de que los productores de plástico, aunque se puede aplicar a cualquier material, no sean responsables del posterior reciclaje de sus creaciones da lugar a que este permanezca libre en el ambiente natural, la mayoría de las veces, o escondido en bolsas y contenedores o sujeto a las normativas del reciclaje, en los lugares en que, además de existir dichas normativas, se cumplen.

La evidencia de que esto no es suficiente está en el mar, cualquiera que mire hacia él verá que allí ya no reina Neptuno sino el inmortal Polietileno, el hecho de que se pueda encontrar este material en lugares dónde aún no ha podido pisar el ser humano debería hacernos temblar.

 

«"Ha sido decepcionante ver que hay contaminación de origen humano en el punto más profundo del planeta”, admitió Vescovo en declaraciones a la agencia Reuters, en las que advirtió que el mar es tratado como “una piscina gigante donde verter basura"».


Javier Flores, National Geographic. 6/julio/2022

 

La responsabilidad de los productores no quiere decir que el problema sea exclusivo de ellos, el problema sigue siendo de todos los individuos pertenecientes a la comunidad en cuestión, y, en el mismo proceso del que surge la normativa de producción con las leyes que regulan su libre comercio y la justa competencia de otros posibles fabricantes, debe incorporarse el tratamiento a dicho producto para cuando, realizado su servicio, se convierta en residuo. Si este residuo se puede reutilizar, es perfecto, ya que implica que en un momento dado dejará de producirse. Si la reutilización es parcial deberá limitarse su producción a los objetos que sean de mayor necesidad mientras se busca una solución al problema. Y si es de un solo uso, prohibirlo.

 

«El pleno del parlamento aprobó el miércoles el acuerdo alcanzado con el Consejo de la UE por 560 votos a favor, 35 en contra y 28 abstenciones.

 

Los productos que deberán desaparecer en 2021 son:

  1.  Cubiertos de plástico de un solo uso.
  2. Pajitas.
  3. Bastoncillos de algodón para los oídos fabricados en plástico.
  4.  Palitos de plástico para sostener globos.
  5. Plásticos oxodegradables, contenedores alimenticios y tazas de poliestireno.

 

Nuevos objetivos de reciclaje y más responsabilidad para los fabricantes

Los estados miembros tendrán que recuperar el 90% de las botellas de plástico en 2029. En 2025 el 25% del plástico de las botellas deberá ser reciclado y el 30% en 2030.

Además, se refuerza el principio de “quien contamina paga”, en particular para el tabaco, al introducir una responsabilidad ampliada para los productores. También tendrán más responsabilidad los fabricantes de aparejos de pesca, que tendrán que asumir el coste de la recogida de redes perdidas en el mar.

Los fabricantes estarán obligados, asimismo, a incluir en el etiquetado advertencias sobre el impacto medioambiental de los cigarrillos con filtros de plástico, las tazas de plástico, las toallitas húmedas y las compresas higiénicas».

 

Parlamento Europeo, sesión plenaria 27/03/2019

 

Conviene aclarar, antes de echarse las manos a la cabeza, que los plásticos oxodegradables, también llamados oxobiodegradables, son plásticos a los que se les ha añadido una sustancia química que los hace fragmentar mucho más rápido, con lo cual desaparecen de la vista mucho antes, pero permanecen ocultos como microplásticos beneficiando únicamente a las estadísticas de quienes no quieren reconocer la amenaza. Sobre los contenedores alimenticios uno puede dudar si se refiere al envase donde se guardan los espaguetis o el famoso “taper” donde los niños llevan el sándwich al colegio o si se refiere al plastificado del embutido o al envasado unitario de la carne y el pescado o a esas graciosas cestitas donde se ofrecen las mandarinas o a los vasos de los minitomates y de otras miniverduras o a las bolsitas pequeñas de la lechuga, de la cebolla picada, de la zanahoria rayada…, o a las bolsitas medianas de la lechuga, de la cebolla picada, de la zanahoria rayada…, o a las bolsitas familiares de la lechuga, de la cebolla picada o de la zanahoria rayada… Como decía, uno puede dudar de a cuál de todos ellos se refiere la ley en cuestión y suponer que se refiere a los últimos, ya que son los únicos que se pueden considerar de un solo uso, pero basta con hacer una visita al centro comercial para comprobar que un año después de que entrara en vigor la ley, todos ellos siguen estando en el mercado, en su forma de papel y etiqutados con la advertencia de que contienen plástico, con lo cual uno ya puede terminarse el capuccino y tirarlo por la ventana con la conciencia tranquila, o sea, exactamente igual que antes.

Sobre el poliestireno solo añadiré que, además de en las “prohibidas” tazas, también se encuentra en refrigeradores, aires acondicionados, hornos, microondas…, ya sea en forma sólida o en espuma; en la industria automotriz en forma de molduras, paneles, perillas, puertas…, en su forma de espuma para mitigar el ruido, para los asientos de los niños; en los dispositivos electrónicos en forma de carcasas, componentes de televisores, computadoras…; en el sector alimentario, (los ya mencionados anteriormente); en los sistemas de aislamiento; en el ambiente médico; en estuches de CD, DVD… Resultando ser un material esencial cuando se requiere combinar forma, función y estética, clave de la mentalidad del hombre moderno. Pero, ¡alegrémonos!, ya se ha prohibido su versión en forma de taza.

Debo añadir, para ser justo con la fuente (Chemical Safety Factors), que la FDA (US Food and Drug Administration), determina que el poliestireno es seguro para usar en contacto con alimentos. En 2011, la directora del Programa Nacional de Toxicología, Linda Birnhaum, afirmó que la cantidad que puede ser ingerida es miles de veces menor que en el entorno ocupacional. En 2013, el grupo Plastics Foodservice Packing Group proporcionó a la FDA información indicando que las exposiciones actuales al estireno por el uso de productos de poliestireno en contacto con los alimentos son muy bajas, calculando una ingesta diaria de 6,6 microgramos por persona, por día, un valor 10.000 veces por debajo de los límites de seguridad fijados por la FDA, que calcula 90.000 microgramos por persona, por día, como el límite aceptable, cosa que por otro lado solo refleja la fe ciega que tenemos ante los datos proporcionados por la SMC (Santa Madre Ciencia) que automáticamente nos hace sentir a salvo aún consumiendo productos tóxicos o sintéticos siempre que estén por debajo de la microcifra estipulada.

Aún así, tenemos que admitir que el empleo de este plástico para el uso alimentario parece ser el menos perjudicial, en la relación existente entre la introducción del plástico en la cadena alimenticia y la propia conservación de los alimentos, lo cual no justifica en absoluto la enfermiza tendencia de la industria alimentaria a continuar con el empaquetado individual y su consecuente perjuicio del medioambiente. En fin, se podría estar durante días sacándole punta a todo esto, pero hay que continuar y el pensamiento básico, que es el que nos lleva a modificar nuestros hábitos, ya está más que visto para quien tenga los ojos para ver. Solo voy a añadir una cosa, que considero de extrema importancia ya que es la que hace que nada cambie y que toda iniciativa que se aleje del canon establecido de “forma, función y estética” no prospere, o sea, de que todo vaya de una manera legal, poco a poco, cada vez peor. La cosa es la siguiente:

El Parlamento Europeo está formado por 705 diputados de los 27 estados miembros, son elegidos por sufragio universal directo por un periodo de 5 años. Esto les proporciona:

  •        Un salario base de 8.757,7 euros al mes que una vez deducidos los impuestos queda en 6.824,85 euros.
  •          Dietas generales de 4.513 euros al mes para cubrir gastos de oficina, teléfono y correo, así como la compra y mantenimiento de equipos informáticos. Importe que se reduce a la mitad si no asisten a la mitad de los plenos del año parlamentario y que en ningún momento han de justificar (el Tribunal de Justicia de la UE dictaminó que forzar a los parlamentarios a publicar detalles y facturas de sus gastos socavaría su privacidad).
  •       Un presupuesto para asistentes, becarios y demás de 24.943 euros al mes. No pudiendo contratar familiares.
  •             Gastos de viajes, reembolso de billetes y kilometraje. Aquí sí que han de presentar recibos, su privacidad no se ve afectada. Además de dietas fijas en función de la distancia para cubrir peajes, recargos por exceso de equipaje o reservas.
  •         4.454 euros al año para financiar visitas fuera del estado miembro, asistir a conferencias o visitas de trabajo. Sujeto a la presentación de recibo.
  •             Dietas de estancia de 320 euros al día para comida y hoteles durante los periodos de actividad parlamentaria. Esta dieta se reduce a la mitad si el parlamentario falta a la mitad de las votaciones nominales.
  •          Pensión a los 63 años que asciende a un 3,5% del importe del salario por cada año completo de ejercicio con un tope del 70%.
  •         Indemnización de fin de mandato equivalente a su salario base, a razón de un mes por cada año trabajado y no pudiendo superar los 2 años, es decir, un total de 210.184 euros.
  •          Reintegro de las dos terceras partes de los gastos médicos.
  •          La eurocámara proporciona a los parlamentarios oficinas equipadas tanto en Bruselas como en Estrasburgo y pueden además utilizar los vehículos oficiales del Parlamento Europeo si están de misión oficial en cualquiera de las dos ciudades.

Estos superhombres, en la sesión plenaria comentada un poco más arriba, han prohibido los platos de plástico, los cubiertos de plástico, las pajitas y los bastoncillos de los oídos durante un intenso día de trabajo que supuso hacer uso de todos los privilegios recién mencionados. Ahora ya pueden ustedes echarse las manos a la cabeza.




Fotografía de La Voz de Galicia.

La imagen se corresponde con la sesión parlamentaria en la que tras contar las manos levantadas la energía nuclear y el gas dejaron de tener el color de siempre y pasaron a ser verdes. 6/julio/2022


El plástico se ha convertido en una especie invasiva que ya ha entrado en la cadena alimenticia a pesar de los esfuerzos de nuestros superhombres de Bruselas.

 

“Un equipo de científicos ha encontrado por primera vez muestras de microplásticos en heces humanas […] los participantes, 5 mujeres y 3 hombres de entre 33 y 65 años escribieron en un diario sobre su alimentación durante una semana […] en las pruebas se encontraron hasta 9 tipos de plástico diferente con tamaños que oscilan entre 50 y 500 micras, con polipropileno y tereftalato de polietileno como los materiales más frecuentes […] 20 partículas por cada 10 gramos de heces […] el investigador de la Universidad de Viena que dirigió el estudio, Philipp Schwabl, explicó a Efe que fue —una gran sorpresa […]Creemos que estos resultados indican que la presencia de plásticos en seres humanos es más extendida de lo que teníamos asumido—. […] cada minuto se venden un millón de botellas de plástico en el mundo y cada una tarda 450 años en desintegrarse. En esos 450 años, el plástico se descompone en fragmentos diminutos que han sido rastreados en peces, el agua de la canilla o incluso en la sal de mesa”.

El Pais.com

29/octubre/2018

 

Aunque el título del artículo anterior parezca escrito por un Apache “Plástico está en cadena alimenticia de humanos” y la frase “cada una tarda 450 años en desintegrarse” dé lugar a confusión, desvela un problema muy real que parece no querer afrontarse, como se sugiere varias veces en el mismo artículo, hasta que no haya más evidencia científica del asunto.

Cambiemos la perspectiva.

En una red trófica existen tres grupos de seres vivos que han de subsistir en equilibrio para que el ecosistema se mantenga y no sufra cambios o mutaciones escandalosas. Unos, los llamados organismos productores, son capaces de transformar sustancias inorgánicas en orgánicas por ellos mismos a través de una fuente de energía, el sol, generalmente. Otros, los consumidores, son aquellos que no teniendo la capacidad de los anteriores necesitan alimentarse de sustancias orgánicas, o sea, de otros seres vivos. Y por último, y no por ello menos importantes, están los descomponedores, capaces de degradar la materia orgánica y obtener energía de productos en descomposición provocando una especie de remineralización necesaria para que se cierre el ciclo y la cosa continúe.

 Parece, pues, lógico pensar en estos mismos términos cuando queremos que un pueblo se desarrolle, una sociedad avance o un país prospere. Sin embargo, aun sin haber terminado de escribir esta primera frase, ya hace falta dedicar un capítulo entero a explicarla ya que “avance, desarrollo y prosperidad” significan cosas muy diferentes dependiendo de quién o en qué contexto se utilicen.

En el que estamos, deben ser entendidos como el camino necesario hasta alcanzar un punto en donde todos esos elementos que forman el ecosistema, sistema económico en este caso, estén en equilibrio. Superar ese punto de equilibrio entre productor y descomponedor trae consigo graves consecuencias que se pueden ver o no, afrontarse o seguir escondiéndose en esa ya patética excusa de que la imaginación humana se encargará “en el futuro” de resolver los problemas provocados por las expoliaciones a las que, “ayer, hoy y mañana”, seguimos sometiendo al planeta y a sus habitantes. Este posicionamiento infantil ante la vida, que considera que la actuación en el presente no condiciona los sucesos del futuro y que lo que no se ve no existe nos condena a una forma de vida que poco tiene que ver con la del bienestar, nos condena a vivir sobreviviendo. 


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