¡No Existe el Cambio Climático!

 

¡Pues yo te digo que sí!

Ya, porque eres un imbécil.  Y tú un hijo de puta.  ¡Progre de mierda, vete a trabajar!  ¡Y tú vete con tu puta madre, facha de los cojones!  

¡Perroflauta, dúchate!  ¡Nazi, muérete!  

...

 

Sería sin duda de gran ayuda para la causa que en lugar de llamarlo “cambio climático” lo llamáramos “estúpida ilusión de que el ser humano pueda disponer de los recursos naturales a su antojo sin que esto tenga consecuencia alguna o afecte de ninguna manera a nada”. Reconozco que este último es poco atractivo y que, a la hora de hacer pintadas en la calle o postear en redes, “cambio climático” resulta mucho más atractivo.

La cuestión es que llamándolo de esta manera la cosa se sale de madre y se pierde en la eterna discusión sobre si ‘yo tengo razón y tú no’ así como a la espera de que un día la ciencia se pronuncie y quede todo resuelto, día que nunca llegará pero que deja un conveniente intervalo de tiempo para resolver dos cuestiones importantes:

1. Abrir un dabate público, que traducido a nuestro idioma quiere decir abrir la veda contra los negacionistas, (tanto del sí como del no), para satisfacer la necesidad de violencia que acumulamos precisamente por vivir inmersos en la estúpida ilusión de la que hablábamos antes y justificar que nuestra particular yihad, climática o anticlimática, era necesaria.

2. Darle tiempo a la Santa Sede del Bendito Cambio Climático para terminar de afianzar su agenda, construir sus lugares de culto y modificar las legislaciones de los países del primer mundo de manera que se tengan en cuenta ya, para siempre, por decreto y para desgracia de sus ciudadanos, una serie de preceptos climáticos que lo único que conseguirán es reducir aún más la poca libertad que nos queda.

Si en lugar de dicho circo, que poco o nada trae de bueno y sí muchos dolores de cabeza amén de otras desgracias, sacáramos el tema de la EIHPDRNACAANMN (estúpida ilusión de que el ser humano puede disponer de los recursos naturales a su antojo sin que esto tenga consecuencia alguna o afecte de ninguna manera a nada), de entrada, nadie en su sano juicio podría negar la realidad expuesta, nadie puede negar que en Madrid cuando no llueve el aire se solidifica o que el mar está lleno de tapones de plástico y de sus respectivas botellas vacías o que… y aquí cabe enumerar la retahíla que ya todos sabemos de sobra, los problemas cuyas consecuencias resultan en perjuicio de la naturaleza, teniendo en cuenta que el ser humano también es naturaleza y su psicología también, que su bienestar debe estar adaptado y en equilibrio. Son sus caprichos y obsesiones los que sobran y ¡aquí está el ajo de la cuestión!, aquí es donde cada cual debe hacer su examen de conciencia particular y redefinir lo que es realmente el bienestar para modificar en base a ello su estilo de vida tomando las decisiones que sean precisas por difíciles que parezcan, esas mismas que con tanta facilidad se exigen a los demás desde las trincheras climáticas. Aunque quizás sea por esto que preferimos luchar por el clima, sin duda es mucho más entretenido y cuando terminas puedes volver a casa y seguir con tu vida normal.

¡En fin!, que contra el clima se requieren grandes medidas globales adoptadas en cumbres inalcanzables y contra un mar libre de plásticos eres tú el que tiene que dejar de beber cocacolas como si no hubiera un mañana. ¡Eso!



  FOTOGRAFÍA DE 👉  lapluma.net










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