El Sueño de Tamas

 


En los sueños, cuando el ego sale de escena y cae el telón de la vigilia, el reflejo en nuestro interior de la conciencia universal, (Jivatman), toma los mandos y juega revolviendo entre las experiencias almacenadas, sacando a la luz, muchas veces, cosas que quisiéramos olvidar de nosotros mismos.

Pero olvidar es imposible. Esconder en el inconsciente no es olvidar, exige una atención constante hacia el comportamiento inadecuado que queremos reprimir y es precisamente de este esfuerzo del que se alimenta el monstruo.

Traumas aparte, hablando de los sueños hay que tener en cuenta tres aspectos: su efecto, agradable o desagradable; su efecto fisiológico, su trascendencia con relación a la salud y su contenido, tanto explícito como implícito, contenidos que en todo caso el maestro Charaka distinguió en diferentes tipos.

Sueños en los que se producen escenas, conversaciones y sonidos de la vigilia, en los que se experimenta de nuevo lo vivido; sueños en los que se recrean deseos o imaginaciones; sueños donde se reviven experiencias pero aparecen alteradas y se pueden interpretar como augurios y sueños relacionados con el efecto dominante de algún dosha.

Si a esto le añadimos, en grandes rasgos, lo que los nuestros grandes psicólogos nos han dicho sobre el alma humana y su sensibilidad al deseo sexual, al deseo de poder o a los símbolos arquetípicos tendremos una base sólida desde la que observar nuestros sueños, lo cual es en sí mismo el camino y la solución de muchos problemas, desde luego, de todos los provocados por el ego, que, como ya saben, trata incansablemente de cambiar a su capricho y a cualquier precio la realidad fundamental del ser humano.

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